"Cada nuevo amigo que ganamos en la carrera de la vida nos perfecciona y enriquece más aún por lo que de nosotros mismos nos descubre, que por lo que de él mismo nos da."
Miguel de Unamuno

La muerte a pequeñas dosis

"Permite que te invite a la despedida,
no importa que tengas algo mejor que hacer"


Cruzando a nado aguas cristalinas de días de frío y calma extraña; se incendió el aire alrededor: eléctrico, plomizo y húmedo.
Rompió a llover. Miraba de lejos la tempestad como un animal asustado del fuego; buscando refugios ficticios, huyendo de la verdad.
Adentro, se hundía el miedo entre las sienes, se ahogaba la ira en los puños. Ya no había ayer, ni mañana. No había colores, ni formas. Sólo la certeza de sentir, ahora, el vacío infinito y blanco.


Oscuro,
como la más vibrante de las llamas
al ahogarse en la inmensidad de la noche.


No cabe atajo, ni intuición. No caben acordes que ya no serán sentidos. No caben lágrimas goteando sobre lo que ya no existe, ni los llantos egoístas de los que se saben mortales.
Es la vida ilógica por definición; es ilógico el camino, y los hechos. Cuando nada vale nada sólo el hoy permanece pasajero, y a cada segundo se agota.
Saqueos de los adornos que la mente usa para maquillar la realidad. Rarezas de la verdad engreída y cruda. Lecciones de la muerte administrada a dosis pequeñas, constantes.


Una única certeza: nada, después de mí.
Algo que aprender: vivir de todos los sentidos.


Sólo quedan al final las paradojas que nos hicieron nacer:


Una losa de piedra labrada.
Un combate amañado con el destino.

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