"Cada nuevo amigo que ganamos en la carrera de la vida nos perfecciona y enriquece más aún por lo que de nosotros mismos nos descubre, que por lo que de él mismo nos da."
Miguel de Unamuno

Kilómetro cero

-Every Friday night I, I fly from LA to Tokyo or, Singapore, Sydney. And then I, I get off and I, have a drink, and then I fly home.
-Why?
-Because I wanted to crash, Kate. I don't care about anybody else on board. Every little bump we hit or turbulence, I mean I, I actually close my eyes and I pray that I can get back.
[Kate looks near tears, as does Jack]
-This is not gonna change.
-No, I'm sick of lying. We made a mistake.
-I have to go. He's gonna be wondering where I am...
-We were not supposed to leave.
-Yes, we were.
[pause]
-Goodbye Jack.
-We have to go back, Kate.
[Kate turns and walks away]
-We have to go back!

Through the looking glass_________________________________


Llegó ya octubre, casi sin darnos cuenta, con su aliento húmedo. 
Parecía lejano mientras caminaba, uno tras otro, miles de pasos en días de bochorno y noches sin techo, buscándote. 
Cada vez que se enciende el reactor me siento vivo. Cada vez que mi sombra refresca un paisaje extraño me siento en casa.

 





















Contra la luz de septiembre y a través de las nubes, vi aparecer el plano donde empezó todo. Aviones abriéndose paso entre el aire denso, poblado de almas aún en guerra con el pasado. Pisé el mismo suelo de los que habitan la eternidad, y de los que no tienen más futuro que la resignación. O la revuelta. Extrema disyunción. 
Pasé por casa, donde no estuve nunca. Allá a lo lejos, al otro lado del mar. Pasé por casa, como un turista que no deja más que el dinero y las gracias. Y la dejé atrás. 
Pasé por casa sin hacer ruido, y no quedó nada de mí cuando me marché. Fui un fantasma allí donde el aire se acomodaba a mí sin esfuerzo. Y no dejé rastro, me fui y no dejé rastro. Dejé aquellas calles por donde paseaban hologramas bañados en felicidad que no tenían nada más. Ni nada menos. Dejé aquellas cuestas por estos llanos. Dejé ese ajetreo por esta calma y por este silencio de cementerio. Pasé por allí donde quise quedarme, y lo dejé atrás.
Y me dejo engañar volviendo a donde no dejé nada más que el pasado amontonado. Para buscar lo próximo que dejar atrás. Para dejarme el tiempo dejándolo todo atrás.
Vuelvo engañado porque aún creo en sus mentiras, en un intento suicida por encontrarme a mí mismo donde ya no estoy. 
Porque es lo que debo hacer. Porque es más fácil. Porque soy un cobarde. 
Porque me asusta ser libre.

A cubierto

“The choice for mankind lies between freedom and happiness and for the great bulk of mankind, happiness is better.” 

George Orwell, 1984____________________________________


Caminando en espiral a espaldas del amanecer, huyendo de la noche y del humo de ahí afuera. Los pasos huecos en las baldosas pulidas.
Se oye ruido de timbales color sepia en el aire manchado de grasas trans. Alguien se acerca a la barra: sucedáneo de pollo con patatas sucedáneas. Gotea agua infecta sobre las bolsas de carne. Aquí estoy, sentado sobre la parodia de un banco de madera. El público atontado es presa del circo de imágenes y sonidos enlatados que escupe el cristal líquido. Sucedáneo de cine para los clientes que fichan a la entrada.
En una falsa terraza, sin mas cielo que el cemento, figurantes de almas en pena improvisan carcajadas fingiendo disfrutar del falso aire fresco.

Estampa de la democracia vendida, sociedad del progreso la llaman.
Sucedáneos todos en la protesta y en la lucha. Sucedáneo de revolución para sucedáneo de personas. Personajes. Personajes decididos al consumo al ritmo de canciones de usar y tirar para ganarse su destino: ración sucedánea de vida con sucedáneo de verdad.
Sucedáneo de amor envasado en cajas caras.
Sucedáneo de libertad sin guías y con cadenas.

¿Adónde va una sociedad que no deja en la acera bolígrafos sino tenedores de plástico para el que no puede comer?
A sentarnos en taburetes a una mesa con distancia prefijada, ¿es que hay algo más frívolo que eso?
A buscar la felicidad en potencia a plazo eterno y pago inmediato. A vaciar la vida de colores, a blanquear el canto arrítmico y caótico del bosque con el tempo atragantado de los motores. A herirnos cada uno con los dientes y cosernos de sutura ahumada. A levantarnos cada día contando hacia atrás la edad que nos queda aquí arriba.
A morir sucedáneamente. Sin huella, sin perfil, sin razón. Sin haberle dado la vuelta a todo.
Sin haber vivido al revés.

Renuncio



"I have spent my whole life scared, frightened of things that could happen, might happen, might not happen, 50-years I spent like that. Finding myself awake at three in the morning. But you know what? Ever since my diagnosis, I sleep just fine.

What I came to realize is that fear, that's the worst of it. That's the real enemy. So, get up, get out in the real world and you kick that bastard as hard as you can right in the teeth."

Walter White_____________________________________________


Soplan vientos de prisión, del epicentro de nosotros mismos.

Del norte, las sogas que nos estrangulan. Del sur, las fauces que nos encañonan. 
De dentro el miedo, siempre el miedo. 
Destellos de alarma, como metralla, abatiendo castillos en la oscuridad. Disolviendo ideales de plástico de colores dulces. 
Reflejos de pánico de los niños viejos que somos: cerremos los ojos, pulsemos el botón más fácil de pulsar.

Desde el centro de este aire, el clamor mudo; en el núcleo de esta hoguera que envejece las revoluciones pendientes. El eco agrio de la lucha del cobarde, apaleándolo todo. 
Nos vendimos, y ahora huimos. Agarrados al aire teñido de luces que nos empapaba, nos emborrachamos de placer hermético; y fuimos violadores, asesinos y ladrones. Hicimos basura de nuestros platos llenos mientras otros gritaban de hambre dentro del televisor. 
Y ahora parece que no podemos más. Desesperados, enfermos. Buscamos ver sin ser vistos, hablar sin haber hablado; cambiar sin haber cambiado. 

Soberbios y sordos. Artificiales y mudos. No será verdad que en esta sombra crecen flores. Nos sobra avaricia y nos faltan cojones para clamar que el último día del hoy, termina cuando empieza mañana. 

Yo renuncio en este Madrid en guerra inmóvil, en este mundo agónico y sombrío. Que rehúye la mirada y la verdad, que me niega el presente a cada paso. Donde pierdo el reloj y los hábitos, donde el calor cala los huesos de frío. 


¿Es que ahora soplan vientos de prisión?
Soplaron, siempre.
¿Acaso ahora queremos ser justos?
No lo fuimos, nunca.



The will to death is what keeps me alive


Have you put them aside
your crazy thoughts and dreams
no, they’re a part of me
and they all mean one thing:
the will to death is what keeps me alive______________


Ni siquiera ahora, que empieza el invierno,
dejarás los asuntos pendientes; esperando un guiño frío del aire.
Espalda contra espalda, en el mismo andén, hablamos lenguas muertas. No hay rutina más irreal. Déjame encontrar ese gesto amargo que me empuje fuera de tu camino. 


No creo en la sombra de estas letras, no sé quién está detrás. Déjame sólo en este compartimento estanco, sin humo que inhalar, si es que ya te has dado cuenta de que en voz alta no se piensa bien.
No me dejes enseñarte que no estoy.
No soy yo el triste, es mi alrededor el que no sonríe ante lo mismo que ayer. 


No me dejes explicarte.
Pero no te sueltes cuando caiga detrás de esa película de agua gris. 
Somos un accidente esperando a ocurrir.


The will to death| John Frusciante____________________________________________




Marcianos en Plutón

"Si lloras porque no puedes ver el sol, las lágrimas no te dejarán ver las estrellas"
Rabindranath Tagore


Aquí nos encontramos, a causa de un requiebro del azar; siendo la materia sobre la que se reducen las infinitas posibilidades que vibraban sobre una idea desdibujada de nosotros. Así somos el resultado de esa compleja ecuación que nunca parará de cambiar sus incógnitas.


Te encontré sin buscarte, sentada en una colina; y me senté a tu lado. Y desde allí miramos el mundo pasar. Nos arrancaron los días, y las noches; pero seguimos manejando el tiempo. 


Cayó la noche mil veces y sentimos vértigo al respirar los destellos de luz efímera que nos rodeaban. Pero mirando atrás todo parece fugaz. Todo parece mil tardes concentradas en el plano de tus ojos herméticos, serenos detrás del reflejo de los incendios que nos arrasaron. 




Hoy me alegré de estar asustado a tu lado. De sentirnos tan solos. De desertar contigo de esta intrascendencia que lo devora todo con el permiso de todos. 
Hoy comprimo en un segundo el brillo nervioso de nuestros caminos paralelos, sembrados de huellas cojas sobre la arena. Hoy seguimos esperando algo, escondidos tras una cortina de cristal. Hoy aún somos los marcianos huidizos que cayeron en este planeta, tan distante y tan frío, que llamamos Plutón.


Siempre supimos quitarnos las cadenas del tiempo y dejar que lo demás fluyera. ¿Qué sabe el tiempo de constantes? ¿Hay alguien más libre que el que ha escapado del tiempo y nada tiene, más que lo que es?. No tememos a los ladrones sino sólo a nosotros mismos, tan desconocidos e imprevisibles.


Supongo que buscas lo mismo que yo entre el parpadeo ámbar de los semáforos. Y todo lo demás no importa.


Aquí estamos otra vez tú y yo cogidos de la mano, ante la incerteza de este mundo histérico; jugando a que parezca más nuestro.

La muerte a pequeñas dosis

"Permite que te invite a la despedida,
no importa que tengas algo mejor que hacer"


Cruzando a nado aguas cristalinas de días de frío y calma extraña; se incendió el aire alrededor: eléctrico, plomizo y húmedo.
Rompió a llover. Miraba de lejos la tempestad como un animal asustado del fuego; buscando refugios ficticios, huyendo de la verdad.
Adentro, se hundía el miedo entre las sienes, se ahogaba la ira en los puños. Ya no había ayer, ni mañana. No había colores, ni formas. Sólo la certeza de sentir, ahora, el vacío infinito y blanco.


Oscuro,
como la más vibrante de las llamas
al ahogarse en la inmensidad de la noche.


No cabe atajo, ni intuición. No caben acordes que ya no serán sentidos. No caben lágrimas goteando sobre lo que ya no existe, ni los llantos egoístas de los que se saben mortales.
Es la vida ilógica por definición; es ilógico el camino, y los hechos. Cuando nada vale nada sólo el hoy permanece pasajero, y a cada segundo se agota.
Saqueos de los adornos que la mente usa para maquillar la realidad. Rarezas de la verdad engreída y cruda. Lecciones de la muerte administrada a dosis pequeñas, constantes.


Una única certeza: nada, después de mí.
Algo que aprender: vivir de todos los sentidos.


Sólo quedan al final las paradojas que nos hicieron nacer:


Una losa de piedra labrada.
Un combate amañado con el destino.

Rutinas

(Fade in)


(Dos pasos a la izquierda, uno a la derecha. Es de noche, o de día. Desde aquí es difícil saberlo; no importa.
Los párpados se caen y las horas pesan sobre la puerta —redoble metálico— ahora cerrada. Corren tiempos duros para las sucesiones lógicas.)


-¿Es ya mañana? —eso dice Brianstorm percutiendo tímpanos sordos desde hace una hora—. Es ya mañana y no hay luz suficiente. Despertar hermético; como en un submarino —así amanece en un desierto de gomaespuma—. Un poco de imaginación para remendar retales de tiempo perdido con los que tejer un nuevo día. Dos lentes, ojo por ojo. Dos manos. Dos piernas. Una cabeza. Y listo.

A la calle. Aire. Veneno en el aire. Ronquidos mecánicos disueltos en el veneno del aire —un segundo mental de sarcasmo patrocinado por Ana Botella—. El cielo es gris recortando el gris hormigón encuadrado en el gris asfalto. Un paso, dos pasos. La acera se alarga cuesta arriba. Los pasos se acortan —hastío— y me resigno aturdido por las limitaciones. ¿Qué es? Será el caminar cabizbajo de los viandantes. Serán esas caras marchitas de desazón y cansancio. O esas miradas tangentes de ojos arrugados. Será la palabra crisis, sin más significado que el de las letras que la componen, grabada a fuego en el alma de la gente mientras al otro lado de aquel cristal plagado de colores un banquero sonríe —impolutos ambos de justicia y de culpa— al tiempo que plancha con los dedos su corbata.

Ponderadas las penas, no parece suficiente.

¿Qué coño es? ¿Será llegar cuando los demás ya vuelven? ¿Subir las escaleras —también grises— huérfano de abrigo y frío? O puede que sea ese olor a dentista en el baño. Incluso el rumor enlatado de la comida girando en un viento de microondas. O el ajetreo anodino y molesto de los indignos a mi alrededor. ¿Será quedarse siempre detrás de la puerta y andar buscando alternativa? ¿Es dar la cara al entrar y la espalda al salir?

No estoy seguro —(bis)— pero la duda va tomando forma de certeza. Cada segundo un paso más cerca, de la solución y de casa. Es esa canción absurda amordazándonos los sesos —¡¿no lo notáis?!—.

Yo creo que es el sonido espiral del desagüe de los proyectos, el brillo ronco de una gota de autenticidad diluyéndose en un mar de tópicos. Es la lejanía, el pesar de la reinserción. Soy yo en el esquema binario de mi posición geográfica. ¿Soy yo? ¿Eres tú? Es la fracasada proyección radial de nuestros deseos ortogonales.
Es el silencio ante una idea genial. Es el silencio, ¡el silencio! El silencio insultante ante los conatos de frases que enuncian la verdad. El silencio rastrero, muerto de ruido de televisión. El silencio aquel, acorralado el muy ruin entre ladrillo y cemento; que se retuerce arrastrándose por el filo de heridas vivas. 
Y es la siesta interminable de un perro ingrato y descarado; el sueño cobarde del cacique en el centro de un corro de desvalidos. Es la indiferencia contra una lágrima caliente y pura.

Son —otra vez— las cinco de la mañana. Es otra vez la arista resbaladiza entre la noche y el día.
Y además, es 10 de enero.
No estoy seguro —(bis)— de qué será. Todo es extraño.
¡Soy yo! ¡Eres tú! No, sé que soy yo. Y no sé quién es ese.
Es todo muy raro.

(Fade out)